El aprendizaje no formal en el ámbito de la juventud contribuye al desarrollo de competencias y aptitudes:
Al desarrollo personal de los jóvenes, favoreciendo entre otros aspectos, la confianza en sí mismos, su capacidad de iniciativa y creatividad, su sentido de la responsabilidad y su pensamiento crítico.
A la adquisición de competencias sociales relacionadas con la comunicación, el trabajo en equipo, la capacidad de liderazgo y el sentimiento de tolerancia y respeto.
Al ejercicio de la ciudadanía activa, fomentando la educación cívica, la participación e implicación de los jóvenes en sus comunidades, la comprensión multicultural y la integración social.
A la adquisición de competencias útiles para la inserción profesional, referidas a la capacidad de planificación y gestión de proyectos, la organización de actividades, la resolución de problemas y el espíritu emprendedor.
En el caso de los jóvenes desfavorecidos o con menos oportunidades, resulta evidente que el aprendizaje no formal, a través de las actividades desarrolladas en el ámbito de juventud, realizadas en contextos flexibles y adaptados a sus necesidades específicas, aporta competencias y habilidades personales, sociales y profesionales de gran interés para su integración social.
Al desarrollo personal de los jóvenes, favoreciendo entre otros aspectos, la confianza en sí mismos, su capacidad de iniciativa y creatividad, su sentido de la responsabilidad y su pensamiento crítico.
A la adquisición de competencias sociales relacionadas con la comunicación, el trabajo en equipo, la capacidad de liderazgo y el sentimiento de tolerancia y respeto.
Al ejercicio de la ciudadanía activa, fomentando la educación cívica, la participación e implicación de los jóvenes en sus comunidades, la comprensión multicultural y la integración social.
A la adquisición de competencias útiles para la inserción profesional, referidas a la capacidad de planificación y gestión de proyectos, la organización de actividades, la resolución de problemas y el espíritu emprendedor.
En el caso de los jóvenes desfavorecidos o con menos oportunidades, resulta evidente que el aprendizaje no formal, a través de las actividades desarrolladas en el ámbito de juventud, realizadas en contextos flexibles y adaptados a sus necesidades específicas, aporta competencias y habilidades personales, sociales y profesionales de gran interés para su integración social.